Y es esta interacción, observamos cómo se convierte una norma perfectamente definida, en una norma con una aplicación enormemente compleja, produciendo al año infinidad de procedimientos administrativos que implican al lesionado por una parte y a entidades gestoras y colaboradoras de la Seguridad Social (INSS Y Mutuas de Accidentes de Trabajo de Seguridad Social) por otro. Muchos de estos procedimientos se terminan resolviendo en el juzgado por interpretación del juez/a de los distintos informes, pruebas y distintas peritaciones médicas que aportan ambas partes y que tienen el mismo objeto, mostrar la pérdida del rendimiento.
Por ese motivo cada vez se esta poniendo más en práctica la aportación como prueba complementaria del llamado Informe de Merma. Este informe, realizado por un perito técnico con un perfil académico orientado a la ingeniería, y complementado por un máster en prevención de Riesgos Laborales, tiene por objeto definir y argumentar objetivamente cual es la pérdida de rendimiento que afecta al trabajador, y como repercute en su trabajo habitual. Es decir, cómo interactúan los dos conceptos fundamentales secuela y exigencia física de la profesión habitual, obteniendo un valor matemático en porcentaje que define el grado de incapacidad, dejando un punto de conclusión y análisis en el juicio por la parte utilizada casi definitivo y argumento de sentencia judicial.