Estadísticamente la somnolencia diurna excesiva llega a afectar a cerca del 5 por ciento de la población. Además provoca una disminución de la vigilia, y tendencia al adormecimiento. Necesariamente esto que implica incapacidad de mantener la vigilancia, además de una adecuada agudeza de los sentidos. El pasado 16 de marzo de 2012 se celebró el Día Mundial del Sueño, que resalta la importancia de estas alteraciones en la salud y el bienestar. Los trastornos del sueño son uno de los principales factores de riesgo de accidentes unidos a otras circunstancias como la edad, o el trabajo a turnos o nocturno. En concreto la apnea de sueño y la narcolepsia son los trastornos que mayor tasa de accidentes por somnolencia provocan. Según datos europeos un 35% de conductores sufren somnolencia cuando conduce de forma habitual, y un 30% de los accidentes de tráfico son debidos a esta causa. Además existe una proporcionalidad entre el número de horas dormidas y los accidentes. Así a menos horas de sueño, más accidentes, considerando los expertos en la materia que por debajo de seis horas existiría un déficit de sueño crónico.
Estrategias de diagnóstico y control de estas enfermedades no solo mejoraría el bienestar de estos pacientes, sino que además se evitarían enormes pérdidas personales, sociales y materiales, con grandes ahorros previstos.